Normalmente estas fechas navideñas es época de estar con los amigos, familia y en general pasamos estos días descansado, después de un año repleto de emociones y sueños perdidos. Por otro lado, esta época también es idónea para participar en alguna carrera popular, una de ellas podría ser Las Arenas-Bilbao, mas que nada porque es una buena manera para soltar esa adrenalina, la que quizás tenemos metida en nuestro cuerpo después de tanta celebración.
Esta carrera tiene un recorrido curioso, porque se suele pasar por unos cuantos lugares históricos de Vizcaya. Se parte desde el Puente de Bizkaia (mas conocido como el Puente Colgante), pasando los las localidades históricas de Leioa y Erandio, las cuales fueron famosas en otra época por su actividad constructora de barcos. Luego llegando ya a Bilbao, se pasa por los barrios de San Ignacio y Deusto. Llegando ya a Deusto se sube por el Puente de Euskalduna para coger dirección hacia el paseo Uribitarte, el cual nos conducirá hasta la altura del Ayuntamiento de Bilbao, sitio donde esta localizada esta la meta.
Este año se cumplia XX aniversario de esta famosa carrera popular y aunque la dureza de la prueba no es excesiva, se hace algo dura por la velocidad que imprimen los corredores en sus casi 12 km. de recorrido, de hecho para muchos corredores se hace bastante dura.
Por un lado, a pesar de su dureza la prueba gozo de un ambiente bastante festivo y como se puede comprobar en esta fotografía y para muchos corredores correr esta prueba era como poner un broche de oro a toda una temporada.
Por otro lado, las condiciones de la prueba no fueron las mejores para que los corredores dieran toda la energía que llevaban dentro, tanto el frió como la humedad que se notaba en el ambiente dificultaba a los corredores el movimiento de las piernas en su duro recorrido.
Seguramente para los corredores no fuera un un idóneo para correr, pero para mi fue un ida bastante ideal para hacer alguna fotografía, había una luz casi ideal, ni muy dura ni muy suave, es decir, que casi te podas olvidar que pudieran existir las malditas sombras que aparecen en un día soleado.
Yo creo que el día me cundió bastante y aunque llegue un poco tarde a la finalización de la prueba, pude notar el gran ambiente que se respiro en la prueba y era como si de una recarga de energia extra se tratara.
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