Transcurría el verano de 1985, en el pequeño pueblo Manfort la vida era bastante apacible, todo pasaba como si de repente el mundo se habría detenido. Desde primeras horas de la mañana, se podía intuir la entrada de esos finos rayos de sol, que a cualquiera le hacían feliz despertarse con ellos. Manfort era un lugar mágico para descansar, se olía esa naturaleza viva alejada de las grandes urbes y para la gente que no estaba acostumbrada a palpar ese fino aroma de vida salvaje, Manfort era todo un placer. En verano, muchos de sus antiguos moradores volvían a este lugar, era como si necesitaban respirar o palpar ese aire de naturaleza pura y por eso, en los calurosos días Manfort se llenaba de habitantes. Volvía a recobrar ese antiguo ambiente, de cuando sus calles estaban repletas de niños revoloteando y mayores contando sus andanzas de jóvenes.
El pequeño Lane, como otros muchos niños solía volver a Manfort casi todos los veranos, allí residían parte de su familia y aparte el pueblo de Manfort era un trozito de sus raíces. Allí podía disfrutar jugando con sus antiguos amigos, haciendo travesuras y disfrutando de ese ambiente virgen que poseía Manfort. En aquella época, el pequeño Lane era feliz en ese lugar, alejado del ruido de la gran ciudad y soñando en un mundo mágico, que pocas veces se hace realidad. Muchas veces, vivir estas experiencias de niño es lo que tiene, te hace sumergirte en un pequeña burbuja mágica de la que nunca quieres salir, es decir, todo un ramillete de sueños e ilusiones.
El pequeño Lane, en una de esas estrelladas y sin mucho, sueño plasmo en su interior un sueño lleno de colores, del que era difícil evadirse. En un principio era bastante fácil explicarlo, tenia esa magia que tienen los sueños y que en ocasiones no sabemos porque ocurren o no sabemos dar una explicación verídica de ellos, lo único que sabemos es deslizan por nuestro subconsciente hasta dominar toda una irrealidad imaginaria. Es sueño de Lane es complejo de explicar, soñó que deslizaba en una tabla de snowboard a través de las olas, sorteando todos los obstáculos que encontraba a su paso. Cansado por momentos, no podía parar esa energía que le hacia sortear esos obstáculos y aunque sus piernas flaqueaban, su mente le decía que debía seguir adelante sin mirar atrás.
Hasta que llego su ultimo obstáculo, sus piernas dijeron basta y de repente cayó rodando encima de esa columna de piedras. Quizás el subconsciente le jugo una mala pasada y a causa de esa caída, despertó. Para Lane los días de estancia en Manfort iban pasando, jugando con sus amigos y disfrutando con su familia. Pero lo que para Lane marco una y un después fue ese mágico sueño y durante años, lo recordó como algo fantástico. Para el no fue un sueño mas, sino un sueño que marco una parte bastante importante de su infancia.
Con esta pequeña historieta, quería presentaros algo diferente, como una especie de relato construido a través de tres fotografías. Era una idea que llevaba madurando durante largo tiempo y no sabia como darla forma, lo único que tenia claro era la temática y lo que deseaba transmitiros. De hecho, siempre he pensado que detrás de cada fotografía hay una historia o se le puede construir una historia, solo nos hace falta un poco de imaginación para introducirnos en el interior de estas pequeñas historietas.
El pequeño Lane, como otros muchos niños solía volver a Manfort casi todos los veranos, allí residían parte de su familia y aparte el pueblo de Manfort era un trozito de sus raíces. Allí podía disfrutar jugando con sus antiguos amigos, haciendo travesuras y disfrutando de ese ambiente virgen que poseía Manfort. En aquella época, el pequeño Lane era feliz en ese lugar, alejado del ruido de la gran ciudad y soñando en un mundo mágico, que pocas veces se hace realidad. Muchas veces, vivir estas experiencias de niño es lo que tiene, te hace sumergirte en un pequeña burbuja mágica de la que nunca quieres salir, es decir, todo un ramillete de sueños e ilusiones.
El pequeño Lane, en una de esas estrelladas y sin mucho, sueño plasmo en su interior un sueño lleno de colores, del que era difícil evadirse. En un principio era bastante fácil explicarlo, tenia esa magia que tienen los sueños y que en ocasiones no sabemos porque ocurren o no sabemos dar una explicación verídica de ellos, lo único que sabemos es deslizan por nuestro subconsciente hasta dominar toda una irrealidad imaginaria. Es sueño de Lane es complejo de explicar, soñó que deslizaba en una tabla de snowboard a través de las olas, sorteando todos los obstáculos que encontraba a su paso. Cansado por momentos, no podía parar esa energía que le hacia sortear esos obstáculos y aunque sus piernas flaqueaban, su mente le decía que debía seguir adelante sin mirar atrás.
Hasta que llego su ultimo obstáculo, sus piernas dijeron basta y de repente cayó rodando encima de esa columna de piedras. Quizás el subconsciente le jugo una mala pasada y a causa de esa caída, despertó. Para Lane los días de estancia en Manfort iban pasando, jugando con sus amigos y disfrutando con su familia. Pero lo que para Lane marco una y un después fue ese mágico sueño y durante años, lo recordó como algo fantástico. Para el no fue un sueño mas, sino un sueño que marco una parte bastante importante de su infancia.
Con esta pequeña historieta, quería presentaros algo diferente, como una especie de relato construido a través de tres fotografías. Era una idea que llevaba madurando durante largo tiempo y no sabia como darla forma, lo único que tenia claro era la temática y lo que deseaba transmitiros. De hecho, siempre he pensado que detrás de cada fotografía hay una historia o se le puede construir una historia, solo nos hace falta un poco de imaginación para introducirnos en el interior de estas pequeñas historietas.
Opino igual que tú:cada imagen tiene un vida e historia tras de si.
ResponderEliminargracias